Esta va a ser la primera de las muchas cartas que te escribiré, y será con el propósito de contarte lo feliz que me siento cuando comparto momentos contigo.

Me olvido de todo cuando hablamos, cuando reímos siento que somos, El Padre, tu y yo, que Él se recrea cada vez que caminamos en el mismo sendero, cuando susurras tus dulces palabras al oído es una forma de agradarlo a Él, ¿por qué?, cariño porque todo lo que me dices es para su honra y su gloria. Amado mio tú eres la más dulce promesa que el Señor cumplió para mi, recuerdo cuando tomamos café hablando el uno del otro y destapando en aquella hora que tú eras el que me endulzaría el corazón.

Mi amor, sólo deseo ser la mejor de las mujeres para ti, no quiero fallarle al Señor fallando(te), quiero tener el mejor de los caracteres para servirte y ayudarte en lo que necesites. Sabes que recuerdo?, el primer beso que nos dimos, ¡fue hermoso!, algo de ensueño, cada beso tuyo me llena de alegría y me lleva a un mundo de girasoles y tulipanes y luego bajo a un río fresco, dónde los árboles huelen a coco, ese olor que tanto te gusta.

Nunca acabaré de contarte secretitos al oído, acariciar tus manos y deleitarme con tu sonrisa.

Te amo...